Con motivo del Año Internacional de la Agricultura Familiar celebrado en 2014 surgió un intenso debate sobre esta estructura agraria.
Según arrojan los datos de FAO hay más de 500 millones de explotaciones agrícolas y ganaderas familiares a nivel mundial que suponen el 56% de toda la producción agrícola. Queda de manifiesto que la agricultura familiar es clave para alimentar a una población mundial que se espera que llegue a más de 9 mil millones en 2050.
La agricultura familiar juega un papel si cabe más necesario y vital sobre todo en zonas con más del 70% de la población sufriendo inseguridad alimentaria como zonas rurales de África, Asia, América Latina y Oriente Próximo. De forma significativa la agricultura familiar supone la única fuente de producción de alimentos en determinadas zonas.
Ahora bien, aunque existe consenso sobre que la agricultura familiar debe ser protegida y es vitar para la producción agrícola y más aún en zonas en desarrollo; por contra existe un debate más polarizado sobre cómo definir este término que encierra modelos tan variables tanto económicos como sociales. También supone un modelo complejo y multidimensional teniendo formas específicas de interactuar con el territorio y el mercado.
Naciones Unidas sugiere una definición hacia el tamaño de la explotación, en su mayoría inferior a 2 hectáreas apuntando también a las diferentes realidades sociales que van desde pequeños a grandes propietarios de explotaciones, pueblos indígenas, pescadores, agricultores forestales, pastores y otros.
FAO apunta a una definición más estructural, refiriéndose así a todas las actividades basadas en la familia, es decir, utilizando de base para su estructura el núcleo familiar y predominantemente dependiente de la mano de obra familiar.
Con estas definiciones llevadas a la praxis es cuando el problema se presenta, lo que a priori había sido aceptado casi por toda la Comunidad Internacional a la hora de buscar las herramientas para focalizar los esfuerzos en ayuda de la Agricultura Familiar se presentan multitud de posturas.
Para comenzar haremos una distinción entre países desarrollados y en desarrollo. En los países desarrollados este modelo de agricultura parece algo anacrónico como apuntan diversos agricultores mientras que en los países en desarrollo este modelo agrícola muestra un potencial atractivo.
Aún reduciendo a nivel de país, ya sería difícil una identificación clara de agricultura familiar. Debemos romper con las distinciones simplistas que buscan generalizar, pues no se ajustan a ningún modelo, con pretensiones de mejorar a todos terminan perjudicando a la mayoría. Estas políticas deben tener en cuenta diversos indicadores para incluir o excluir a ciertos agricultores de esta definición pudiendo así favorecerlos.
El primer indicador debe ser contextual, cuál es la renta del país o comunidad, las condiciones, facilidades, acceso, etc. Las realidades regionales son muy diferentes y dependiendo del contexto circundante pueden darse realidades totalmente distintas, no es lo mismo tener una explotación agraria en Países Bajos o en Somalia, sus canales de comercialización son distintos, infraestructuras, productividad, mercados y nivel de vida del país.
El segundo indicador es el cultivo o actividad desarrollada, dependiendo de ella el agricultor percibirá unos ingresos con márgenes considerablemente diferentes dependiendo de esta característica.
El tercer indicador es las hectáreas cultivadas, 2 hectáreas como apuntaba Naciones Unidas pueden suponer unos ingresos muy altos bajo agricultura intensiva en invernaderos como Bélgica ó 2 hectáreas de sorgo en Mauritania.
El cuarto indicador es la renta, si están percibiendo ingresos por otras vías o si es la única vía de ingresos.
El quinto indicador son los trabajadores asociados y núcleo familiar.
La interacción de estos 5 indicadores corregidos de forma ponderada nos muestran las categorías de estructuras agrícolas. Si bien, estos indicadores deben mostrar un límite por encima, estructuras agrícolas que por sus características hayan rebasado el límite de agricultura familiar y por debajo, sobre todo con ose ha podido confundir en países en desarrollo con agricultura de subsistencia, que no entra dentro de la estructura de mercado de la agricultura familiar, sino que pertenece a otro entorno, también de estudio, y si cabe, donde debe existir un mayor análisis y apoyo desde todos los prismas sociales y económicos.