Estábamos todos en el bar, y como siempre hablaban, una pregunta casi me dio en la cara.
-¿Cómo fue tu primer beso?
Todos me miraban expectantes, pues, como siempre, yo escuchaba las historias de los demás, opinaba, pero nunca, o rara vez solía contar mis historias; sus ojos se proyectaban como buscando el misterio, el morbo de cuando se va a desvelar un profundo secreto.
-Pues…
-Venga, no te hagas de rogar. Dijeron todos al unísono.
-Vale… pues la verdad es que corto, muy corto, millonésimas de segundo.
-Fugaz. Dijo una, y yo, solté una carcajada sonora, rememorando la escena, el momento y la tensión.
-Y tanto… Respondí
-Que lindote. Dijo la de más al fondo entre suspiros y ensoñación de un posible amorío. Seguí con mi historia.
-Es que por aquella época me daba un montón de vergüenza dar un beso, pero mucha más de la que os podáis imaginar y…
Todos miraban expectantes a la continuación y con el ansia de sus caras continúe.
-Bueno… Yo es que no veía el momento para dar el paso ese, que aunque lo pienso y un beso no es nada para mí ahora, entonces, era mucho.
Empecé a situar mi escena, la época y todos los momentos en mi cabeza.
-En aquel tiempo era un mundo… era… buah, un esfuerzo, y aunque quería, me daba la cosa esa, de entre vergüenza y cuando quieres a alguien, que no sabes describir; pero claro, yo no quería cagarla.
Se hicieron unas sonrisillas cómplices en torno a la mesa, y proseguí después de una pausa y una media sonrisa en el rostro.
-Total, que siempre le decía que quería darle algo muy especial, pero no encontraba el momento, y ella siempre me decía, pero cuando me lo vas a dar, y yo, siempre me demoraba… hasta que un día…
Abrieron más los ojos y las orejas, esperando el final de la historia.
-Al final me lo repitió tanto, que, iba con unos amigos paseando con ella también, y, caminamos un poco más lento, y cuando no miró nadie, en un flash, se lo di, no llegó a beso, fue… fugaz como una estrella, un contacto que apenas llegó a roce, fue, como un alivio, aunque me latía el corazón tanto o más que antes de dar el beso, pero me latía distinto, me latía con satisfacción por haber tenido el valor de hacerlo, por haber tenido el valor de enfrentarme a mi miedo y mi vergüenza y superarme, y por haber conseguido lo que en tanto tiempo no tuve y me moría por tener, cuando en una fracción de segundo, en un suspiro que no llegó a micronésima, todo acabó, y para mí fue eterno, tanto la espera como el momento, recuerdo aquel momento tan largo, tan profundo, que parecen semanas guardadas en mi cerebro.
Algunos se quedaron pensando, otros se rieron, yo, volví a recordar aquel día de octubre, que no se me olvidará nunca, con un nudo en la garganta, cogidos de la mano y mi mano empapada, la boca seca y los labios cortados, y todo eso te dio igual, no te importó nada, solo mi beso, porque tú también lo deseabas, esperabas el momento, aunque solo fuera un segundo, aunque ahora solo sea un recuerdo… fugaz.
Alaaa, me encantó sabes?.. LINDOTE jajajjajaja
Un beso es una forma excelente de comenzar una guerra bacteriológica. Supone un contagio asegurado…
Es posible… pero la magia de un beso que te hace sentir algo es que trasciende lo físico, lo biológico…
No creo que poder observar el cielo sea recompensa suficiente para tener que meter tus botas en el barro, pero allá cada uno. Sientes con un beso lo que yo con un buen bistec poco hecho, por lo menos lo mío es más higiénico.
La exposición a las enfermedades, nuestros miedos o problemas nos hace resistentes a ellos o, por lo menos, más preparados por si vuelven.