Somos el éter de los sueños, vapor desconocido, sombra del alba, último aliento en la muerte, destino infinito, incógnita permanente, crepúsculo de misterios y fascinante juego de magos.
La vida pende de un hilo y, en vilo, ingenua y frágil depositada en las manos inocentes de un niño, temeroso, ignorante y caprichoso; vida, perdida entre un perfume, tan dormida, triste y melancólica que me envuelve cada noche.
Tú me llenas con tu regalo, pues depositaste toda tu confianza sin apenas conocerme.
Dicen los sabios que la vida es como tú decidas que sea. Tal vez deberíamos ser por fin dueños de nuestro propio destino.
Es genial el texto en su conjunto, pero la última frase emociona.
Besos!