Obra conforme a tú conciencia; reflexiona, piensa y medita, purifica tus ideas para adquirir una conciencia con nociones claras e indistintas; la verdad reluce, no hay verdad en las ideas confusas, solo la falsedad y en el engaño se esconden tras máscaras y argucias para no ser reconocidas.
He aquí, adquirida una conciencia limpia, obra en consecuencia a ella, pues, de sólo de ella nace la verdadera ley a seguir, de aquí puede colegirse que no se debe inocular otra conciencia en uno mismo, el individuo ha de caminar siempre en busca de esa de esa luz que alumbra todos los pasos.
Derivar la conciencia propia a la colectiva es repudiarse como individuo, es escindirse de toda realidad para convertirse en despojo, una cascara vacía y adquirir como única naturaleza la animal.