El fortín de Meand

Muerte, desolación, la otra cara de las guerras se nos ha mostrado en estos tres años. El fortín había sido reformado, información que desconocíamos y su asedio ha sido cruento.
El enemigo nos ha hecho múltiples bajas, la posición y la lucha encarnizada nos ha supuesto la tardanza para la captura de Meand.
Las calles están asoladas, no ha quedado ni una mujer ni un niño, los ha sacrificado a todos antes de que llegáramos al interior del fortín; y el marqués se ha suicidado el misma día que derribamos la tercera muralla del recinto.
Es cuando hoy me planteo si valdrá tanta lucha, tanto sufrimiento…

No podemos dejar de luchar, de mirar hacia delante, hemos recibido varios apoyos, pero la demora en la toma del fortín, no hace otra cosa sino dificultar la consecución de nuestra campaña, las nuevas ciudades nos esperan y nos devolverán lo que un día nos arrebataron.
Es la vida un viaje sin retorno, y nos lleva por lugares que nunca imaginaríamos, nuestras derrotas no son más que muescas en la empuñadura de la espada, pero si se aprende de ellas pueden ser más valiosas que las victorias.

La vida me enseña ya en todos estos años en el campo de batalla que no sucede nada sin razón y hasta lo más negativo sirve para reflexionar y ampliar miras. A veces la forma más corta de llegar no es la línea recta, los caminos son insospechados.
Aún nos queda mucho pera que esto termine, y cuando acabe, no habrá hecho más que empezar, y la vida nos llamará de nuevo a seguir el camino, a seguir andando, persiguiendo los destinos a los que deseamos llegar. No es un sueño, por fin es real, y cada vez más real, más tangible. Mis sueños se escapan de mi mente y se materializan ante mis ojos, los puedo tocar, palpar, abro los ojos y siguen estando allí, delante de mí, aguardando respuesta.
Si lo deseas no es un sueño, cuántas veces me lo ha repetido sin llegar a creérmelo, pero cuantas veces me ha acompañado cogida de la mano a modo de lema. Sé Señor que me has puesto a prueba muchas veces, me has hecho desesperar, rogarte, implorarte, y aunque me lo has puesto difícil no he perdido la fe, sé que en todo momento has estado conmigo, como el Padre con su hijo le deja solo para aprender.
Señor, hay veces que no entiendo tus planes, tus mensajes, tu hacer… Ruego que sigas siendo mi fuerza para que llegue a mí tu Palabra.
Sé que te manifiestas en todas las cosas y a través de ellas me envías tus mensajes, desde el pájaro que vuela al aire que respiro.

Aunque la batalla fue dura, la moral de las tropas rebosa, pero Otor será dura y pelearán, si no empleamos sabias estrategias no lo conseguiremos, espero que no se materialicen mis malos pensamientos, de ser así, la campaña sufrirá un revés decisivo, y los vientos que por ahora son favorables, se tornarán oscuros y llenos de ceniza.
Por el contrario, el pabellón en el que me emplazo está siempre atestado, nuestros aliados juegan un papel fundamental en la suma de los esfuerzos, por ello, no ceso de recibirlos para hacerles sentir que estamos presentes.

El viento cesará, la corriente irá en nuestra contra, se avecinará tormenta, pero el faro nos ilumina, a lo lejos nos hace señas, hoy solo toca remar con más fuerza.

Viernes siete de septiembre de mil trescientos dieciséis año de Nuestro Señor

Un pensamiento en “El fortín de Meand

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