Vete, camina, no mires atrás, hazte fuerte y sabio; sé que volverás. Mi tiempo aquí acaba, pero nos devolverás lo que fue nuestro, lo que nos quitaron y, le darás a tu tierra y sus gentes la gloria y la soberanía que merecen.
Te lo hemos dado todo, nuestras manos sólo se llenan ahora de rezos y oraciones, tú eres nuestra esperanza, tú serás la luz que nos ilumine en la oscuridad, que el sufrimiento de tu pueblo no sea en vano.
Audentes fortuna iuvat
Atenea de Cartago 14 de octubre del 622