Chéjov dijo que una frase por hermosa y profunda que sea, sólo surte efecto en personas indiferentes, pero no siempre puede satisfacer al hombre feliz o desdichado, por esa razón, la mayoría de las veces la expresión más sublime de felicidad o desdicha consiste en el silencio; el amor se comprende mejor cuando se calla y un discurso apasionado, pronunciado al pie de la tumba solo conmueve a los extraños, mientras a la viuda e hijos del difunto se les antoja frío e intrascendente.
El café es igual, su sabor y aroma cambia dependiendo del lugar y quien tengas cerca. El café es a veces amargo, y otras veces dulce. Otras veces solo quiero disfrutarlo en el silencio del sillón de mi cuarto.