Todos tenemos miedo a lo infinito, a lo que nuestras manos no alcanzan a apoderar, la inmensidad, el cosmos. Nos asusta porque es en la belleza de lo inalcanzable, en el paradigma de lo místico e inexplicable donde reside la verdad, la explicación de todo, y es el todo lo que nos aterra, saber… Es el vértigo a lo desconocido, la angustia vital a conocer lo que nos abruma y desconcierta.