Dormito entre sueño y sueño,
entre dos mundos paralelos.
Dormito entre sueño y sueño
entre la luz de tu rostro
y las oscuridades de las simas.
Dormito entre sueño y sueño y,
cuando esté ya descansado
y cesen mis latidos,
reúnete conmigo
en ese lugar perdido,
donde las palabras sobran
y los rumores del viento,
anuncian la llegada
de una vida encantada
a las orillas del río.
Con el suave aleteo de las libélulas,
con los chopos de troncos y médulas,
con tu amor no correspondido,
con este río perdido,
con el sufrir del lamento y,
con mi vida y tormento,
me entrego a las aguas
turbias y claras,
sinceras y amargas,
a un retorno sin frontera ni bandera
y dos palabras en el corazón.