Él me viene a visitar,
y ni sus colores son hermosos,
ni su canto particular.
Llega ya bien amanecido el día
a posarse sobre las ramas del árbol
que acaricia mi ventana, ahora tan sombría.
Allí aparece cada día,
llueva o haga sol,
haga frío o el día,
como hoy, sea gris.
Él no es nada particular pero
hasta que me lo arrebate febrero
será el pájaro de mi ventana.
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Murmullos del día
Una brisa su recuerdo mece.
Su recuerdo aún me pesa
como el agua que en la tierra cae.
Un estruendo, luz gris, brillante del mediodía.
El viento entre los árboles susurra
un poema triste de lluvia y aire.
Suspiros de vida
Un día claro
cuando sé lo que quiero.
Coqueteo de deseos.
Mañana de principios de noviembre
Una visión del infierno.
Una silueta
a través de un velo.
Un octubre en Font Roja
Tardes de otoño,
pájaros de media noche,
sombras del amanecer.
Una historia de Barquisimeto
Voluble,
efimero
como el Waltz nº2.
Bailamos,
y al acabar
te fuiste.
Un frenético baile,
intenso
como ese ultimo café que tomamos.
Aún siento tus manos.
Tu recuerdo me pesa.
Me duele el olvido.
Un recuerdo de calle Bailén
Mis manos aún huelen a ti.
Se cae todo.
¿Otra vez solo?
¿Por qué me duele el olvido?
No me hablarás.
No te hablaré.
Poco a poco
Comparto tu silencio,
comparto tus lágrimas
y tus gestos.
Me basta tu silencio
tan lleno de ti.
Una mirada y una sonrisa.
Poesía de calendario
Me enamoré del viento, y perseguí el aire. Sintiéndote pasar, y venir, y alejarte, y volver, jamás prisionera, me quedé dormido. Una flor en la boca me despierta, y ahora que soy un pájaro, paso, vengo, me alejo y vuelvo. Jamás prisionero, pero contigo.
Poesía de calendario
Eres el licor más fuerte que quisiera beber, para ver si de esta forma apagaba mi ser.