¡Ay mi corazón!
que a la brisa
llega al callejón
de una sonrisa.
Preguntarte es recuerdo
que por sólo desearte
en este juego pierdo,
morirme es besarte.
No te pierdas,
no me encuentres,
no tienes las razones
que piden los corazones.
Y ahora ya te marchas,
y ahora tu escarcha
deja, corre, salta y vuela
con tu sonrisa viajera.
No me olvides,
no te pierdas;
no me encuentres,
diente de león.
Sin palabras… precioso…
por qué dirás tantas cosas y tan pocas,
tanto y tan poco..
porque tú eres tú..
🙂