Parece ayer cuando nos conocimos, y ahora parece que hemos andado mucho, que hemos viajado mucho, pero sin duda hemos amado y odiado, sufrido y alegrado, llorado y reído mucho, mucho, mucho.
¡Qué decirte que tu no sepas! Siento esa complicidad contigo como la que sienten los miembros de la misma familia, de una misma religión y sobretodo de una misma escuela filosófica.
Es salir de mi pequeña burbuja contigo, que, que, que me pierdo; me resulta tan difícil, tan, tan difícil hablar con el mundo; es como si un platónico le hiciera entender algo a un aristotélico, como si un discípulo de San Agustín de Hipona le hiciese ver a un tomista, y ya no hablemos de un nietzscheano con un platónico, pueden hasta tirarse de los pelos.
Es más, siento lo que mil veces hemos hablado, el quid pro quo, el toma y daca de la amistad, siento eso contigo, siento que me escuchas y te escucho, siento que te preocupas y me preocupo, siento que cuando me caigo alguien me va a tender la mano.
Es lo mínimo que se espera de la verdadera amistad, y vale que uno nunca ayuda a los amigos para recibir nada a cambio, pero, ¡Pardiez! Se agradece que estén ahí el día de tu cumpleaños, y aunque sólo te regalen una foto o una tontá, se agradece que te llamen, se agradece que se preocupen y que miren por tu felicidad.
Una frase me conmovió mucho, y te la relato: Salvador sólo hubo uno y lo crucificaron.
Fíjate la profundidad de esta frase; un hombre que dio todo, ¡Todo!, y murió torturado en una cruz; el amor de Dios es incondicional y eterno, pero el amor de los hombres es otro amor, deja el amor de los Dioses a los Dioses y el amor del humano para el humano, guarda siempre un poco de ese amor para ti, para tu disfrute, para vivir. Dios no te pide que seas el nuevo salvador, te pide que vivas.
Este amor del que te hablo, el amor propio, es tan necesario como el aire, sin él, te asfixias; es el amor propio el que nos hace latir el corazón, el que te hace mover con energía tu cuerpo, y que no se equivoque nadie, no es egoísmo; egoísmo sería coger todo el amor del que dispongo, y el amor de los demás y acapararlo; pero los humanos que hacen esto terminan por devaluar su moneda más preciada, el amor.
Por eso invierte siempre tu amor en los demás, pero nunca te olvides de invertir en ti, pues el que invierte consigue lo que tenía más un interés.
El amor también sirve para encontrarse, sentirse de nuevo, que junto a los lugares que nos hacen evocar sentimientos o a veces sacar lo que llevamos dentro y verlo desde fuera, o simplemente nos reportan paz, nos ayudan a encontrarnos.
Los seres como nosotros somos como los dientes de león, volamos y nos perdemos, y que conste que perderse puede ser uno de los mejores viajes.
Otra de las cosas que te cuento en esta carta, es la relación, y como siempre digo, la relación es el fruto del amor, del entendimiento, de la amistad y de algunas otras, pero principalmente estas tres. La amistad es como el impulso a conocer a otra persona, tu pareja tiene que ser aparte de amante, un buen amigo, porque con los amigos te diviertes, y con tu pareja tienes que divertirte. La amistad es el impulso.
Con el impulso vas a una tienda y compras cosas, de cualquier material, estas cosas son el entendimiento; son el compartir ideas, pensamientos, hobbies, pasiones, miedos, es una relación más espiritual o mental que física con la otra persona. El entendimiento es el material de construcción.
Y con el impulso también compras pegamento, extrafuerte, es el amor, con el amor pegas todo. De nada sirve hacer una estatua de pegamento, surge una cosa amorfa, y tampoco puedes hacer nada si sólo tienes los materiales, porque termina cayéndose, pero mucho menos si no tienes amistad, que entonces no tendrás ni pegamento ni material.
Otro asunto que hoy he reflexionado es lo que me dijiste de “la llave que se amolda a todas las cerraduras” ¿Quién no ha sentido eso alguna vez? Hay personas que tendemos a amoldarnos a la gente, a la vida, y en cierto modo es bueno, nos hace más resistentes al cambio, y muchas veces tendemos a ceder en muchas cosas.
Pero hay que alzar una bandera y decir, yo también soy importante, amoldaos a mí de vez en cuando, pensad aunque sólo sea un poco.
Esta mañana he saldado mi deuda, ahora te toca a ti; espero que siempre tengamos una deuda el uno con el otro, así por “miedo” a pagar nuestra deuda, nos volveremos a ver para pagarla a base de cafés, limonadas, helados o lo que se preste.
Un fuerte saludo, Georgius Milán.
Sin palabras Georgius..
quiero decirte que, siempre tendremos esa pequeña gran «deuda» y miraremos atrás para seguir recordando cosas, porque sí, porque contigo tengo esa química que con mucha gente ni existe ni intenta darse por sobrevivir durante tanto tiempo y después de tanto que hemos pasado.
Disculpame si no he podido responderte antes, pero han pasado una sucesión de hechos que a causa, ahora tengo que tomar una importantísima decisión respecto al problema k comentamos.
Gracias a él, gracias a su regalo del domingo por la mañana, he podido meditar en el sitio que más paz me ofrecía, y no sabes lo contenta y lo trankila y feliz que me encontraba en ese preciso instante… incluso sentí tristeza al alejarme, y ahora sólo kiero regresar.
Ahora sin embargo, me atormenta algo que ya avisé, y tengo k tomar una decisión k marcara mi vida, y por ello he de meditar muchísimo..
ahora necesito ayuda y sin embargo nadie puede ayudarme ay…
spero k antes de irte, pueda decirte un «hasta luego»
cuídate besitos wapisimo!! =D
PD: spero k tengamos más cafés k compartir, limonadas, y algun k otro tekila jeje