El cielo está estrellado pero, no veo ninguna estrella

Me he hecho una pregunta, sería mejor decir una de tantas ¿cuándo decimos que somos viejos? La verdad es que es algo muy extraño, ¿un día te despiertas y dices? ¡Soy viejo! ¿O por el contrario dices con tristeza? Soy viejo…
No sé muy bien como va eso, pero no creo que sea por los años. Uno es viejo cuando no se hace preguntas, uno es viejo cuando el porqué desaparece de tu vida, te abandona y nunca más te abraza con la duda, así es como yo lo veo.
Que triste, que triste es que te abandone el porqué; yo creo que nunca seré viejo, lucharé todos los días para que el porqué no desaparezca de mi vida.
Los grillos al fondo y, de vez en cuando un perro ladra, pero la vida aquí es muy sosegada, mi vida cambia, todo es de película, no sé, es fantástico.
La verdad es que las cosas van muy bien, además, parece que los astros se hayan alineado, una querida amiga ha solucionado sus problemas, gracias a Dios todo ha vuelto a ser como antes, creo que era lo mejor, pero el aroma de la incertidumbre me llena, aun así, quien sabe, quizá mis instintos se equivoquen (P.D. yo muy raramente me equivoco).
Ahora en quien pienso es en ti, sí, sí en ti, ya sé que ni si quiera te fijas en mí, y que ni si quiera se te pasan por la cabeza algunas cosas… pero si lees esto, que sepas que te quiero, desde el primer momento que te vi, pero como no creo que me quieras nunca, pues déjame al menos que yo te quiera en silencio, en un rinconcito sin hacer ruido, contemplándote, admirándote, la verdad es que me fascinas, te quiero, te quiero y te quiero mil veces, pero lo diré en silencio.
Me gustaría que estuvieras aquí comigo, disfrutando de este sitio en donde tengo los mejores recuerdos de mi vida, donde todo es inexplicable, me imagino una vida contigo, o sólo estar un segundo con tu grata presencia, y soy tan feliz, tan sumamente feliz, pero tienes razón llámame idiota, porque lo soy, no hay un idiota más idiota que yo.
Me gustaría preguntarte como estás, pero creo que estás bien, es casi seguro que estás bien ¿te he dicho qué te quiero? Sí, creo que sí.
Como te decía este sitio saca lo mejor de mí, tengo tantos recuerdos y espero tener tantos nuevos que por eso me gusta estar aquí, no quiero que vendan esta casa nunca, es un tesoro, es parte de mi vida, es la casa de mis abuelos, y representan tanto para mí que no sé como será un mundo sin ellos.
Pero voy a dejar todo eso aparte y te diré cómo es este sitio, no la casa, sino sólo el paisaje y todo eso, bueno, por el día hace un torre increíble, pero dentro de la casa se soporta; por la noche, la cosa cambia, hace fresquito y el autillo canta, mi familia se dedica a hacer el autillo de vez en cuando, es como el himno familiar, está bien.
Por la noche te pican los mosquitos, pero también si te subes a lo alto, se ve la ciudad iluminada, a veces, se me llena la cabeza de pensamientos, otras veces, simplemente no pienso en nada, yo creo que es según como te haya ido el día, pero no es una ciencia muy exacta, así que no te fíes mucho.
Por la tarde, el Sol se pone rojo e ilumina todo el bosque, es como si todo lo cubriera de una llama que no quema, todo se baña de ese perfume rojizo que tiñe desde el tronco hasta la última piedra.
Pero hay más cosas, no sólo lo que entra por los ojos ensancha el espíritu, esto está lleno de pinos y su aroma es muy especial, su corteza no huele igual que su hoja, y su hoja no huele igual cuando está verde, que cuando está en el suelo de color marrón, es genial, te daría un bote con las tres cosas pero prefiero verte oliendo los pinos, tiene que ser gracioso verte con la nariz pegada al tronco del pino, yo a veces lo hago, es una bonita estampa. El olor que hay aquí es a monte, y cuando llueve se mezcla con el olor a tierra mojada, por la noche se torna más dulce y meloso por las flores de las casas, y por el día es más fosco, más fuerte, con más olor a madera y a tierra seca.
Los ruidos, que no son ruidos, que son más bien melodías incomprendidas, duran día y noche; por el día las chicharras, por la noche los grillos y el autillo, a veces, suena alguna paloma, y otras, alguna ardilla trepar, ¡hay miles de animales! Sólo tienes que parar un poco, y si no ves cinco o más animales en menos de cinco minutos, te prometo replantearme lo divino y lo humano.
Por último, y ya acabo, son las historias que envuelven este sitio, pero esas ya te las contaré otro día, por esta noche ya vale, déjame que me pierda en tus ojos y tu sonrisa, que me pierda en tu recuerdo, que es lo único que me queda, déjame que ni soy poeta ni escritor, tan sólo un vividor, que ni se pierde ni se cansa, de esta noche mansa, de entre julio y agosto ,de un pasado ya angosto, en los confines del mundo.

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