Responsabilidad

El problema que se nos presenta, es, en definitiva, la consecuencia de una utilización irresponsable de los recursos; la preocupación no viene determinada por el daño que hemos hecho sino el efecto que estamos empezando a sufrir, las inquietudes de la humanidad sólo se muestran cuando el daño ha causado su efecto y empezamos a sufrirlo. El gran enigma que se nos plantea es ¿Cómo resolver el daño causado, y si éste será enmendable o no?
Nuestro estilo de vida ha crecido a la par que nuestra mentalidad, nuestro objetivo no es el crecimiento, ni cubrir nuestro bienestar, ni satisfacer las necesidades de la humanidad, ahora somos una máquina monstruosa que fabrica basuras a millones de toneladas año; nos hemos permitido ya muchos años esta situación y, al final, nos hemos dado cuenta de que todo tiene sus consecuencias, de que el dinero es el motor del mundo y quien tiene siempre quiere más.
Hemos perdido el sentido de la medida, vivir en sintonía con el medio y con lo que nos rodea para convertirnos en un virus imparable.
Sin embargo, el ser humano tiene la capacidad también de crear con proporción y medida, siendo justo consigo y con su medio, y estableciendo una relación fructuosa y duradera con la naturaleza de la que vive y goza.
Se pretende alcanzar un mundo donde el consumo sea responsable, donde las emisiones sean nulas y donde la producción de residuos tras su reciclaje y reutilización sea cero.
Es una meta lejana, utópica y para nuestros días imposible. Por inalcanzable que parezca no podemos dejar de buscar este objetivo, de caminar hacia un progreso responsable. Para ello, se reforzarán las medidas legislativas, se tomarán mayores medidas de control y planificación, aumentar la eficiencia, reducir el consumo, reutilizar y reciclar, así una larga lista.
En conclusión, la humanidad nunca encontrará modelos satisfactorios en ninguno de los campos mientras conserve su arcaica mentalidad; la previsión no existe y, cuando llega el problema, es demasiado grande para afrontarlo, procuramos cerrar una operación de corazón abierto con tiritas, y nuestra forma de actuar es siempre negativa y dirigida por el castigo.
Esta va a ser la gran lucha de la humanidad en sus próximos siglos, un problema que ha de modificar no en superficie sino en fondo. Se enfrenta a una lucha en la que no puede permitir el fracaso y en la que solo encontrará el éxito si vuelve e imita los orígenes en los que un día se encontró.

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