Es en ese momento cuando caen las fuerzas, se adueña del cuerpo la desesperanza y nublan la mente las ideas perniciosas cuando más templanza hay que tener.
Lucharé por conseguir lo que me pertenece, lucharé por vivir como deseo y llegar a mis objetivos; nada es imposible, palabras que retumban en el pecho y la mente cuando la causa parece perdida.
Hoy no es ese día, hoy no es el día de la derrota, hoy es día de prepararse para la victoria, una victoria de trayectoria con sufrimiento, esfuerzo, sudor y sangre; ¡No importa!, sabrá aún más digna cuando esté en mis manos y mis obstáculos se desvanezcan.
Hoy es día de lucha, de alzarse contra la oscuridad y los malos pensamientos, de gritar al cielo e iluminarlo con luz propia para despejar las nubes.
Atraparé los pájaros de mis sueños, de mis más profundos deseos…
La victoria requerirá sacrificio, renunciar a mucho, a veces el fin justifica los medios, pero alcanzada, será el más bello de mis trofeos.
Por eso les digo: Cuando pidan algo en oración, crean que lo tienen y lo conseguirán
Marcos 11:24
Diciendo esas palabras tan llenas de fuerza me recuerdas a un Rey que conocí una vez….
«Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería a mi propio corazón. Pudiera llegar el día en que el valor de los hombres decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad… Pero hoy no es ese día. En que una hora de lobos y escudos rotos lubricaran la consumación de la edad de los hombres… pero hoy no es ese día. En este día ¡lucharemos! por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra… ¡Os llamo a luchar! ¡Hombres del Oeste!
Un saludo.