Esperar. Un día cualquiera. Esperar. Brisas del viento. Ruidos que llegan y chocan con mi realidad. Quizás un día cualquiera. Un papel en el viento se topa con mi realidad. Una mirada. Una sonrisa apartada de su mirada. Ahora es mi realidad la que se topa con ella. Intercambio de miradas. Sonrisas. Miro ingenuo aquello que me queda entre las manos. Viaja su destino sin saber un dónde. Sin saber un cómo. Esperar.
Día en la oficina. Las nueve. Papeles en la mesa. Tiempo que se consume. Miradas de aquel que porta traje y corbata. Por toda respuesta en las facciones se muestra un «hoy no va a ser un buen día». Decepción. Hastío. Vuelvo mi mirada para volar. Para salir de allí a través de los cristales. La veo. Prendido en un sueño. Tu destino y el mío tan lejos. Quiero que estén cerca de nuevo. Vuelan papeles de deseos a tu ventana. Caen todos a pozos de infortunios. Nadie dijo que fuera fácil. Persistir es valía. Este es mi momento. Perseguir mis sueños. Parece que todo estuviera en contra. Puede que perder sea encontrar de nuevo.
Ruidos de la calle. El corazón atropellado. Tomo aliento de nuevo. Respiro. Son mis deseos trozos de papel. Y el destino nos volverá a juntar de nuevo. No sé cómo. No sé porqué. A los ojos de todos volverá a ser una locura. Y no tendrá explicación alguna.
Espera. Un día cualquiera. Esperar. Brisas del viento. Ruidos que llegan y chocan con mi realidad. Quizás un día cualquiera.