Atrapado entre cuatro paredes y, sentimientos que me persiguen, cierro los ojos y escapo de este mundo, necesito evadirme, desaparecer, sentirme otra vez, recuperar el tiempo perdido, cumplir mis promesas, mis sueños, mis deseos, no volver a mentirme…
No es tarde para cambiar de perspectiva, para plantearme todo de nuevo, rompiendo mis esquemas, mis cimientos, en definitiva quemarlo todo…
Por dónde empezar si estoy perdido, cómo encontrarme si no sé donde estoy, definitivamente me he perdido tanto que no sé volver…
Estoy envuelto en una oscuridad supina, de mediocridad, ignorancia, falta de objetivos, que me queda sino acostumbrarme a esta locura, asumir con cierta resignación que todos los días serán iguales, que esto estará lleno de sin sabores, de dificultades, y total ¿para qué? ¿Para seguir en este mundo vacio?
Es para pensarlo… para reflexionar un poco; es que ha pasado tanto tiempo y todo igual que casi me parece normal, a todos nos parece normal, convivimos con ello.
Veo mi ciudad sepultada por el hedor de la fábrica y el coche, amurallada de hormigón y ladrillo y cada vez más lejos de la Madre Tierra, ¿Es esto normal?
Veo en las televisiones, la prensa y, en general, los medios como destripan a la gente, me enseñan las miles de atrocidades de la humanidad y es objeto de alabanza la ignorancia y el desenfreno, ¿Es esto normal?
Veo que nuestros gobernadores nos roban ¿Es esto normal?
Veo a los ciudadanos despilfarrar todo el dinero en lujos innecesarios en una política de crecimiento sin sentido ¿Es esto normal?
Veo que la gente pasa hambre y duerme en la calle ¿Es esto normal?
Y así con tanto que parece normal y no lo es, que ya no nos afecta, porque desde niños lo vimos y, nos lo creímos, y nuestros padres y nuestros abuelos se lo creyeron y aún se lo creen…
Sí, es malo, dicen… Deberíamos hacer algo… Responden algunos, pero son balbuceos vacíos, ¿Cuántos seguirán estas ideas? ¿Cuántos responderán a la llamada? Ya estamos condenados, ya no hay remedio.