Primer día de enero

El recuerdo me ha posado en tus ramas como la escarcha en el primer día de enero. A tu vereda siento el abrigo del frío que me sonroja la nariz y mejillas. Me hace pensar en ti.

Mi almendro de flores, ¡Les he dicho que mienten!, mi niña, mi niña bonita, les he dicho que mienten. Les he dicho que ha llegado la primavera y con el azul del cielo tus flores parecen más vivas, más coloridas, más tú.

Una brisa, sin hacer ruido, te meciste entre las ramas del almendro en flor. En su madera tallaste tu despedida, un marzo 24 de hace 6 años. 6 años que te fuiste mi niña, que te ataste a la tierra y que en el aire vuelas libre, mi niña bonita.

Sigues siendo la luz y el fruto, sigues siendo el tesoro. Anclado en el tiempo se ha quedado tu raíz y tu tronco como si nada hubiera pasado, como si en la memoria aún estuvieras.
Se han caído las hojas y en pétalos he enjuagado mis lágrimas, prometo volver a visitarte, un rato cada día.

Tu que me has acompañado en las etapas más duras de mi vida, donde todo lo había dejado y ahora tu me dejas solo. Me has enseñado a creer en mí mismo, me has curado las heridas con el aceite de tu fruto.

Ahora he aprendido a no arrepentirme de mi propio vuelo, la amistad no es prisionera, no es jaula ni cárcel. Hoy te llevo en mi bolsillo compañera junto a mi pañuelo de amargura. El recuerdo me ha posado en tus ramas como la escarcha en el primer día de enero.

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