Cuando se recupera la pasión la vida se vuelve una marcha incesable, galopante, impetuosa e intempestiva. La sombra es inexorablemente consumida por la luz, como el carbón en una máquina a vapor.
Cuando se recupera la pasión la vida se vuelve una marcha incesable, galopante, impetuosa e intempestiva. La sombra es inexorablemente consumida por la luz, como el carbón en una máquina a vapor.