Hay dos tipos de personas: los que temen a la muerte y los que no. Yo soy de los segundos. He participado de la muerte, del no existir, del desaparecer, he querido morir, he muerto muchas veces, por eso no temo a la muerte, a mi propia muerte, a imaginar mi propia muerte.
Siempre he sido libre porque no tengo miedo a la muerte, es ella quien me teme. Desde la oscuridad la observo como una bestia acechando su presa, esperando con sigilo, desde la sombra, a saltar sobre ella.
Mi confesión de muerte es mi testimonio de vida, a no ver en la muerte mi condena sino un premio ansiado, un regalo de la propia existencia al propio ser.
Aquí espero el mármol que no leeré en el que ya están escritos fecha, ciudad y epitafio.
Has hecho un maravilloso escrito de valentía y fortaleza ante algo que a más de medio mundo le aterroriza, me gustaría pensar o sentir esas palabras, aunque muchas veces haya deseado que llegara ese momento.
En ese mármol, o no, tal vez en un simple libro de registro también estará algún día mi nombre y una fecha.
Me encanta como te has expresado.
Un abrazo🌹
Gracias por el apoyo, aún cuando la temática es más dura.
Un abrazo grande!
🙋🏼♀️🌹