El significado es de quien lo lea

Desde muy joven la literatura me suscitó gran interés. Recuerdo con rabia una clase de literatura en la que interpretábamos los símbolos que aparecían en libros de Federico García Lorca o Miguel Hernández. Unos señores, muchas veces ni si quiera era el propio autor, decían: el caballo representa la virilidad masculina, el buey como elemento humillado y resignado, el gallo es símbolo de sacrificio.

Para mí, en el momento que lees mis palabras, el texto se vuelve tuyo, evoca tu pasado, presente o futuro, evoca tus recuerdos, tus vivencias, tu mundo interior o exterior ¿Cómo podría quitar yo, el derecho de la autoría, a quien lo ha vivido como propio?, absolutamente no, el texto, en literatura, es de quien lo lee.

Un recuerdo de Barcelona

Demorando el sueño, entre desvelos de mi enfermedad, termino estas letras agradables de Silvia Suárez y Anna-Priscila Magriñá. Letras curiosas, letras atrevidas de un romanticismo catalán, de una sociedad en cursiva, luchadora, revolucionaria, cultural y singular.

Letras que me traen nostalgia de aquellos recuerdos por la ciudad condal que un día recorrí, viví y sentí. Ahora que convaleciente recorro mi casa casi sin poder salir de ella a causa del dolor pienso en un nuevo viaje. Un nuevo viaje a la ciudad de Gaudí, a la ciudad donde pintó Picasso sus señoritas de Avignon, la ciudad del Sant Pau i la Santa Creu, la ciudad del Liceu, la de Narcís Oller o Isaac Albéniz. En algún momento también fue la mía. Me tendré que recuperar un poco aún para emprender algún viaje. Pero me gustaría volver.

Lo más bonito de estas letras es recrearme en el recuerdo. Recordar calles y edificios, recordar cómo huelen las cosas, cómo se sienten las luces. Los cafés que he tomado o recorrer la ciudad en moto, coche, taxi, metro, bus o andando. Las personas que dejo atrás, las que hoy siguen conmigo. Quizá estoy un poco nostálgico nada más.

Camino recorrido

Esperando un milagro o una transformación milagrosa. La metamorfosis de la crisálida en mariposa, negando lo que fue. El pecado en contraposición al modelo de virtud, ¡Qué opaca y reduccionista visión maniquea para invalidar una parte y ensalzar otra! Pretender surgir de las aguas y negar el pasado, rechazar el óleo con el que se te ha ungido. Sin duda, dar a la parte por el todo, una visión sesgada, parcial, hacer de la estrella el cosmos. Soy uno y no la parte, la continuidad del hilo. La mejor versión de mi mismo pasa por perdonar, aceptar, dando el abrazo sincero a mi mismo, a aquello que fui pues forma parte de mi camino.

English

Awaiting a miracle or a miraculous transformation: the metamorphosis of the chrysalis into a butterfly, denying what it was. A sin against model of virtue – how blinded and reductionist the Manichean view to invalidate one part and praise another! Pretending to emerge from the waters and to deny the past – to refuse the oil with which you have been anointed. Without a doubt, to make the part the whole, a skewed view, partial; to make the start as if it were Cosmos. I am a whole not a piece; the continuity of a thread. The best version of myself begins with forgiving, accepting, giving a sincere embrace to myself – to what I was insomuch as it is part of my path.

Montañas infinitas

Tu mano dibuja la silueta de mi futuro, un camino que se surca en el aire. Mi debilidad, mis miedos, he decidido luchar contra ellos. ¿Luchar? He decidido rendirme, no quiero luchar más. He decidido abrazarlos. El abrazo es aceptación. La aceptación es ausencia de sufrimiento. No soy valiente. No soy fuerte. Soy el ser humano. El ser humano de carne y hueso.

Perdiendo el control

Necesitas sentirte seguro, asumir la responsabilidad en todo genera una carga inmensa. A veces, necesitas tomar un respiro y dejarte llevar, mecerte con el aire, dejar el testigo del control en manos de otro. Dejarte amar. Dejarte cuidar.

English

You need to feel safe, taking responsibility for everthing that brings you an inmense burden. Sometimes you need to take a deep breath, and let yourself go, swing through the air, leave the baton of control in the hands of another. Let youself love. Let youself take care.

Popurri

Bogotá, Guatapé, Nemocón, Medellín, Salento, Pereira, Villa de Leyva, Cartagena de Indias, el Valle del Cocora, Isla Múcura. La vida es un viaje. Este es mi viaje, donde mis pies me llevan, lejos, cerca. Aquí y ahora. Todas aquellas historias conforman lo que yo soy. Entonces ¿Qué eres?, ¿Qué soy?, ¿Soy todo lo que he decidido ser?, ¿Qué fui?, ¿Qué seré?, ¿Qué soy para ti? Cierro los ojos. Tomo una bocanada de aire y recuerdo que soy. Expulso el aire por mi boca y aparece esa mágica palabra de presente. Soy. Sin más.

Salento

Chéjov dijo que una frase por hermosa y profunda que sea, sólo surte efecto en personas indiferentes, pero no siempre puede satisfacer al hombre feliz o desdichado, por esa razón, la mayoría de las veces la expresión más sublime de felicidad o desdicha consiste en el silencio; el amor se comprende mejor cuando se calla y un discurso apasionado, pronunciado al pie de la tumba solo conmueve a los extraños, mientras a la viuda e hijos del difunto se les antoja frío e intrascendente.
El café es igual, su sabor y aroma cambia dependiendo del lugar y quien tengas cerca. El café es a veces amargo, y otras veces dulce. Otras veces solo quiero disfrutarlo en el silencio del sillón de mi cuarto.

Juraría haberla cerrado

Algo estaba a punto de venir como el que espera una llamada de teléfono. He comido y limpiado la casa. He tenido que apuntar en una lista que debía hacer, me costaba concentrarme. Más bien no tenía capacidad de concentración. Tenía la sensación de hacer todo mecánico como si el que lo estuviera haciendo no fuera yo, somo si yo fuera solo un mero observador.

Tomé una siesta de treinta minutos, quizás menos. Me desperté a las cinco y media de la tarde. Todo lo estaba haciendo inusualmente lento como si me pesara. Comí tarde, limpié la casa tarde, me acosté tarde a tomar la siesta, como si el día se hubiera enlentecido varias horas.

El corazón lo sentía más acelerado, como cuando camino con cierta intensidad. Una ligera dificultad al respirar. Arritmias cada diez o quince minutos. La ansiedad no paró, fue llenando todo como un grifo de agua abierto, como agua… Como agua se fue llenando todo. Las cosas centelleaban, como si brillaran más que de costumbre. No reparé en el hecho de que estaba perdiendo un poco la visión en el ojo derecho hasta que no fue más evidente. Estaba más pendiente de respirar para tranquilizarme y controlar mis pulsaciones. En mi desesperación rebuscando los cajones de mi cuarto encontré dos pastillas de Diazepam y tomé media. Cuando tenía episodios fuertes de estrés las tomaba y solía ayudarme a relajar el cuello, la mandíbula y el trapecio donde cogía una tensión brutal.

Una sensación pesimista me invadió sin poder hacer nada. Sentía que me ahogaba. Me cuestioné todo ¿Qué estaba haciendo con mi vida?, ¿era un fracasado? Todo estaba mal, mi empresa, mis relaciones, mi familia, era un iluso, un ingenuo, era un ser detestable. Empecé a odiarme sin ningún motivo. El dolor me hizo darme cuenta de que estaba clavándome las uñas y apretando los dientes. Volví al cajón y tomé la otra mitad de la pastilla.
Empecé a notar el efecto del Diazepam, aunque no como siempre. Había estado tomando otras cosas “de origen natural”. Hacía ya muchos meses que sufría ansiedad, y al despertar tomaba valeriana, salvia, laurel, tomillo, romero, y un sinfín de hierbas que fueran “relajantes” durante todo el día.

Abrumado por todo aquello me preparé un baño de agua caliente y me sumergí. Recuerdo el agua tibia y el respirar profundo para elevar mi cuerpo hasta sobresalir levemente mi pecho y luego dejarlo caer soltando el aire. Recuerdo el silencio solo roto por las vibraciones de la casa de algún vecino propagadas por el agua.

Recuerdo también sudar aun estando en el agua. Me dormí en la bañera. Me desperté frío. Temblando. El agua se había enfriado, llevaba allí algo más de 2 horas en la bañera. En lo primero que reparé fue la puerta del baño. Pensé que la había cerrado, juraría haber cerrado la puerta cuando entre a darme un baño, pero la puerta estaba entre abierta. Sentí que al otro lado alguien me miraba. Sentí su respiración detrás de la puerta. Inmóvil. Observándome. Sentí que el corazón se me paraba, volvía a latir deprisa y se volvía a parar. Esa sensación de angustia me recorrió todo el cuerpo. ¿Quién estaba en mi casa? Sentí pasos. La puerta moverse de forma apenas imperceptible.

Aparatosamente intenté salir del agua. Sentí las piernas lentas y torpes. Me estiré para alcanzar la toalla, pero se calló al suelo. Sentí haber perdido las fuerzas en las manos. Cerré la puerta rápidamente poniendo el pestillo y me vestí. Esperé unos minutos a escuchar algo en la casa, pero no oí nada.
Abrí la puerta, encendí todas las luces y miré en cada habitación, debajo de las camas, en los armarios. Aparentemente no había nadie. Escuché la puerta de casa cerrarse. Un escalofrío me recorrió toda la columna. Corrí a la entrada, pero no había nadie.

Estuve tentado de llamar a alguien, pero… ¿Quién me creería?, no era la primera vez que me pasaba, sería fruto del estrés o de la ansiedad.

Estaba muy mareado, me tumbé en la cama, tenía un dolor fuerte en el estómago y la boca seca. Tomé un trago de agua. Me faltaban fuerzas para coger la botella y se calló al suelo derramándose parte del agua. Me sentía muy cansado. Cerré la puerta de la habitación y miré de nuevo en los armarios y debajo de la cama, como era de esperar no encontré nada.
Me acosté en posición fetal para mitigar un poco el dolor del estómago, me pesaba todo, sin poder evitarlo me quedé dormido.

Al día siguiente la puerta de la habitación estaba abierta. Juraría haberla cerrado.

De Orange

Tienes una plenitud envidiable, has tenido muchas experiencias que coleccionar, tienes belleza, te sabes manejar en la vida, eres mañoso.
Mucha gente mataría a zarpazo limpio por llegar donde tú, porque tus logros no se quedan en una oficina, sino que los llevas puestos.